Libres y empoderadas

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viernes, 20 de marzo de 2015

AGRESIONES SEXUALES EN EL IES LUIS DE LUCENA

La pasada semana se producía la detención de un joven de 19 años por acosar sexualmente a compañeras de su instituto, el IES Luís de Lucena, de Guadalajara. Los distintos medios, locales y nacionales, contaban cómo el agresor, que ya tenía antecedentes de carácter similar, habría realizado tocamientos de carácter sexual contra al menos 11 alumnas de su mismo centro escolar contra su voluntad. Las agredidas son menores  de entre 12 y 13 años, por lo que el agresor se apoyaba en la superioridad que le aportaba su diferencia de edad para lograr sus objetivos. Según relatan los medios, las jóvenes se animaron a denunciar el abuso tras haber recibido charlas a cargo de la Policía Nacional en el marco del Plan Director para la Convivencia y la Seguridad.
De lo que no hablan los medios es, sin embargo, de por qué once niñas que son agredidas sexualmente en su propio centro de estudios no han denunciado antes, cuánto tiempo llevarían produciéndose estos abusos sin recibir respuesta, ni cuáles son las causas directas y estructurales de este tipo de comportamientos machistas y opresores. Si continuamos obviando la gravedad de este tipo de asuntos y reduciéndolos a la entradilla de una noticia en la que 3/4 partes del contenido son una oda a la intervención policial y una exposición detallada de sus programas de actuación, la agresión quedará como algo anecdótico y seguirán reproduciéndose hasta que empecemos a señalar, a denunciar, a analizar por qué ocurre esto y a visibilizar su gravedad.
Mientras sigamos educando en un sistema patriarcal en el que absolutamente todo (cine, publicidad, mundo laboral, familia, ocio, moda, relaciones sociales…) nos etiqueta en unos roles y actitudes determinadas según nuestro sexo, en los que la mujer asume el género sumiso y el hombre el dominante, seguirán reproduciéndose esta clase situaciones completamente despreciables y criminales.
Mientras sigamos reforzando con nuestras palabras y nuestras acciones la cultura de la violación en la que vivimos seguirá habiendo niñas, jóvenes y mujeres que no se atrevan a denunciar acoso, violaciones o maltrato por miedo a recibir la mirada acusadora del entorno, a tener que afrontar las críticas y las pésimas acusaciones de una sociedad que se empeñará en justificar el delito culpabilizando a la víctima.
Desde la Asamblea de Mujeres Libres de Guadalajara denunciamos los hechos acontecidos recientemente en nuestra ciudad y señalamos al agresor como un hijo sano del patriarcado. Rechazamos y despreciamos cualquier abuso sexual y remarcamos la importancia de combatirlos en las aulas, en la calle, en el trabajo… Denunciamos, además, el agravante de la agresión al ser las víctimas menores de edad; esta situación tan horrible que han vivido podría generar traumas o dificultar a las niñas el desarrollo de una sexualidad sana en el futuro. Todo nuestro apoyo y solidaridad para las niñas afectadas y sus familiares.

¡NI UNA AGRESIÓN MÁS!

8 de marzo – Día de la mujer trabajadora



Hoy, 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, salimos a las calles para luchar contra la desigualdad y discriminación de género.
En una sociedad dónde nos quieren vender que la igualdad entre géneros ya está alcanzada, nos encontramos con una brecha salarial que ronda el 25%, llegando al 36% en los empleos menos cualificados; la más alta de los últimos cinco años.
Todo debido a la pasividad y falta de compromiso desde las Instituciones públicas y a la falta de concienciación del  conjunto de la sociedad.
A la diferencia salarial, hay que sumarle otras factores de desigualdad, cómo la doble jornada laboral. Las mujeres no sólo tienen que trabajar fuera por menos dinero, sino que además al llegar a casa deben continuar trabajando en las tareas domésticas. En un contexto dónde nos alarmamos ante el gran número de trabajos mal remunerados y en términos de semi-esclavitud, pero la figura de la ama de casa sigue normalizada y sin cuestionarse.  Ésta doble jornada se convierte en triple, al recaer sobre las mujeres el rol de cuidadoras, ya no solo de personas dependientes, niños o mayores, sino también de la estabilidad del grupo, reuniones familiares, etc. Por supuesto, esto acompañado de la ausencia de políticas que posibiliten la conciliación de las distintas jornadas,  y que  en muchas ocasiones conlleva  tener que renunciar al trabajo externo y remunerado, como el caso de las insuficientes y mal planteadas ayudas a la maternidad.
Estas condiciones  nos condenan, en muchos casos, a  la dependencia económica de terceros y  hace irremediable que la pobreza, que se ve acentuada en estos tiempos, tenga rostro de mujer.
A la discriminación laboral, propia del sistema capitalista, las mujeres tienen que sumar la discriminación sexual, perpetrada por el patriarcado, que se traduce en acoso sexual en sus puestos de trabajo, que la mayoría de las veces no se denuncia por la normalización de este en la sociedad y el miedo a ser despedida si se toman medidas para combatirlo.

Por todo esto, salimos a la calle en un día como hoy, para manifestar que no se trata de un día de fiesta o celebración, si no de lucha y reivindicación para alcanzar la igualdad real, una lucha que sigue día a día en nuestras casas, nuestros puestos de trabajo, en la calle.


¡POR LA IGUALDAD! ¡POR UN TRABAJO DIGNO PARA TOD@S!

domingo, 15 de marzo de 2015

LAS MUJERES Y EL TRABAJO.

Con motivo de la celebración del 8 de marzo, hemos reunido a manera de resumen una serie de conceptos e ideas sobre la relación trabajo/mujer.

La incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido un fenómeno relativamente reciente. En 1977 había 3,9 millones de mujeres que trabajaban, en 1982 algo más de 4 millones y en 1999 eran 6,5 millones.
Esta incorporación no se ha hecho de manera igualitaria, y ha traído consigo numerosos problemas, que son consecuencia de muchos factores. No podemos obviar que el sistema en el que nacemos y somos educados, y en el que después pasamos a trabajar es un sistema patriarcal. Este sistema atribuye a cada individuo una serie de características en función de su género, que determinan la manera en que nos educan y en la que nos relacionamos con los demás.
A cada género se le inculca desde la infancia una manera de ser y comportarse en el mundo. Esta cuestión, que no es irrelevante, tiene importantes consecuencias en todos los ámbitos, y, como es lógico, también repercute en el trabajo.

Segregación ocupacional por sexo.

La segregación ocupacional por sexo es la tendencia a que hombres y mujeres se empleen en diferentes ocupaciones, separados unos de otros en la estructura ocupacional. Esta separación significa exclusión social de las mujeres porque se ubican, en términos generales, en ocupaciones con menor estatus y condiciones de trabajos desfavorables. Las mujeres se concentran predominantemente en las denominadas ocupaciones femeninas y los hombres en las masculinas, relacionadas con lo que significa ser hombre y ser mujer.
En la práctica esto se traduce en que las mujeres ocupan empleos relacionados con tareas consideradas “propias de mujeres”: limpieza, cuidados, enseñanza, crianza o artes. Los puestos que requieren una mayor fuerza física, aquellos relacionados con la ciencia y la tecnología y los puestos de poder siguen estando ocupados mayoritariamente por los hombres.

 Brecha salarial

La brecha salarial de género se refiere a la brecha existente entre lo que cobran, de media, hombres y mujeres, esto es, la diferencia salarial se define como la distancia existente entre el salario masculino y el femenino. El sueldo de las españolas es de media un 17% más bajo que el de los varones. En algunos casos la brecha asciende hasta el 23%.
En términos generales, la brecha salarial refleja la discriminación y las desigualdades en el mercado de trabajo que, en la práctica, afectan principalmente a las mujeres. Está relacionada con los siguientes factores:
-          La inferior valoración social y económica del trabajo realizado por las mujeres. Esta inferior valoración se da en mayor medida en categorías profesionales de baja cualificación. Es decir, no se cobra lo mismo por trabajo de igual valor, sin actualizarse los criterios de valoración y los complementos salariales que se derivan.
-          Las distintas posiciones de mujeres y hombres en el empleo, marcada por las relaciones de género (la segregación laboral antes comentada).
-          Menor presencia en puestos de responsabilidad.
-          Condiciones laborales inferiores en base a las necesidades de conciliación. La incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral no supuso que se repartiesen de forma equitativa las responsabilidades familiares entre mujeres y hombres, sino que siguieron siendo asignadas a las mujeres. Por tanto, la incorporación laboral de las mujeres supuso una renuncia obligatoria a promociones salariales.
-          La cultura del trabajo y la cultura empresarial vigentes requieren una dedicación plena a la empresa y una prioridad ante cualquier otra faceta de la vida. La retribución y la promoción profesional está asociada a dicha dedicación plena, condición a la que algunas mujeres responden en menor medida.

 Doble Jornada. Conciliación.

Las mujeres soportan una doble brecha salarial: respecto a los hombres y también entre ellas en función de si son madres o no. Así, el sueldo de las españolas es un 17% más bajo que el de los varones y si tienen hijos ganan de media un 5% menos que las que no tienen. Estas son algunas de las conclusiones del informe "La brecha salarial relacionada con la maternidad", de la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
Esta doble brecha se debe a que los empresarios son conscientes de que las madres tienen ante sí un reto: el de conciliar el trabajo fuera del hogar con la crianza y los demás trabajos que conlleva un hogar. El reparto de las tareas domésticas y la educación de las hijas e hijos no es ni mucho menos equitativo: de ahí que hablemos de una doble jornada, que recae en la gran mayoría de los casos sobre la mujer, y que impide que se dedique a la carrera laboral el esfuerzo que requiere en el caso de buscar ascenso y prestigios. No olvidemos además que las mujeres que anteponen dicha carrera a las necesidades de su familia son señaladas y tachadas de “egoístas” o “malas madres”.

  El techo de cristal o suelo pegajoso.

A pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros, las mujeres no acceden con la misma facilidad a los puestos de máxima responsabilidad; debido en parte a las dificultades de conciliación y en parte a que los hombres son percibidos como más capaces y carismáticos. Nos referimos por ello al suelo pegajoso para designar estas condiciones que impiden el ascenso de las mujeres en condiciones de igualdad, y al techo de cristal para designar ese punto “invisible” que muy pocas mujeres son capaces de superar.

Acoso sexual en el trabajo.

La dinámica general de las relaciones entre los dos géneros se reproduce, lógicamente, dentro de los empleos. En una sociedad donde la violación y el acoso callejero están normalizados y justificados no es de extrañar que se produzca esta clase de situaciones también en las relaciones laborales. A todas las dificultades ya expuestas se suma esta realidad que hace aún más complicado el desarrollo normal de una carrera profesional.

2.       EL TRABAJO NO REMUNERADO.

¿Qué es el trabajo? A menudo cuando pensamos en trabajo, pensamos en un empleo remunerado. Sin embargo, la definición de trabajo es mucho más amplia. Seleccionando tan solo alguna de sus acepciones, encontramos que trabajo significa:
·         Obra, resultado de la actividad humana.
·         Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.
·          Lugar donde se trabaja.         
                                                                               
Por lo tanto, el trabajo va mucho más allá de ese puesto en la empresa. Cualquier actividad que se realice para obtener un resultado provechoso podríamos definirla como “trabajo”.
En ese ámbito tiene una importancia vital el trabajo que las mujeres desempeñan en el hogar, que, lejos de lo que la visión tradicional nos hace pensar, tiene una importancia vital tanto para el sistema como para los individuos que forman parte de él. Cada día, las mujeres se ocupan de la alimentación, la salud, el bienestar y la salubridad de su núcleo familiar, garantizando así la calidad de vida de las personas con las que conviven. Sin embargo, encontramos que ese trabajo no solo no está remunerado, si no que es menospreciado por gran parte de la sociedad.
Algunas autoras han puesto el acento sobre esta situación denunciando la falta de conciencia sobre el tema y proponiendo una revisión de nuestra manera de ver el trabajo reproductivo y de cuidados. Así, Silvia Federeci, en una crítica del feminismo capitalista, advierte:
·         La ONU ha creado un feminismo global de Estado donde las mujeres forman parte de conferencias internacionales o de oenegés. Atacan el trabajo no pagado desvalorizando la reproducción y evitando criticar cómo el capitalismo ha usado el cuerpo de las mujeres. Han creado un feminismo muy conciliador con la agenda neoliberalista. Tenemos que reapropiarnos de las políticas feministas. -
·         El movimiento feminista ha cometido un gran error al no trabajar por el salario doméstico. ¿Qué pasa ahora? Que esa carga de trabajo la tiene que asumir otra mujer. Muchas, migrantes. La restructuración del trabajo doméstico se asienta sobre una gran injusticia: mujeres que dejan sus familias y se van lejos de sus casas a cuidar a las familias de otras mujeres. Pero es verdad que hay mujeres que pueden hacerse cargo de sus familias sin ayuda. No me gusta ser moralista en este aspecto porque, a veces, no hay otra elección, pero debemos tener una estratégica política que nos lleve a un cambio de modelo en el que hombres y mujeres decidan cómo reproducirse sin lógicas de poder. –
·         “Todos los trabajadores están sometidos, pero su salario les da mayor poder contractual y reconoce su trabajo como productores de riqueza” “El capitalismo explota específicamente a las mujeres porque el trabajo reproductivo no se reconoce como trabajo ni se valora, sigue viéndose como algo personal”. –