Hoy, 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, salimos a
las calles para luchar contra la desigualdad y discriminación de género.
En una sociedad dónde nos quieren vender que la igualdad
entre géneros ya está alcanzada, nos encontramos con una brecha salarial que
ronda el 25%, llegando al 36% en los empleos menos cualificados; la más alta de
los últimos cinco años.
Todo debido a la pasividad y falta de compromiso desde
las Instituciones públicas y a la falta de concienciación del conjunto de la sociedad.
A la diferencia salarial, hay que sumarle otras factores
de desigualdad, cómo la doble jornada laboral. Las mujeres no sólo tienen que
trabajar fuera por menos dinero, sino que además al llegar a casa deben
continuar trabajando en las tareas domésticas. En un contexto dónde nos
alarmamos ante el gran número de trabajos mal remunerados y en términos de
semi-esclavitud, pero la figura de la ama de casa sigue normalizada y sin
cuestionarse. Ésta doble jornada se
convierte en triple, al recaer sobre las mujeres el rol de cuidadoras, ya no
solo de personas dependientes, niños o mayores, sino también de la estabilidad
del grupo, reuniones familiares, etc. Por supuesto, esto acompañado de la
ausencia de políticas que posibiliten la conciliación de las distintas
jornadas, y que en muchas ocasiones conlleva tener que renunciar al trabajo externo y
remunerado, como el caso de las insuficientes y mal planteadas ayudas a la
maternidad.
Estas condiciones
nos condenan, en muchos casos, a
la dependencia económica de terceros y
hace irremediable que la pobreza, que se ve acentuada en estos tiempos,
tenga rostro de mujer.
A la discriminación laboral, propia del sistema
capitalista, las mujeres tienen que sumar la discriminación sexual, perpetrada
por el patriarcado, que se traduce en acoso sexual en sus puestos de trabajo,
que la mayoría de las veces no se denuncia por la normalización de este en la
sociedad y el miedo a ser despedida si se toman medidas para combatirlo.
Por todo esto, salimos a la calle en un día como hoy, para manifestar que no se trata de un día de fiesta o celebración, si no de lucha y reivindicación para alcanzar la igualdad real, una lucha que sigue día a día en nuestras casas, nuestros puestos de trabajo, en la calle.
¡POR LA IGUALDAD! ¡POR UN TRABAJO DIGNO PARA TOD@S!
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