Libres y empoderadas

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jueves, 10 de diciembre de 2015

#DESMONTANDO EL PATRIARCADO: "EL PATRIARCADO CAERÁ CUANDO CAIGA EL CAPITALISMO".


Me cuentan, querido amigo, que la lucha feminista es una lucha innecesaria, porque cuando acabemos con el capital, el machismo desaparecerá y sólo será un mal recuerdo. Me dicen además que luchando por la igualdad de género evidenciamos una falta de conciencia y que dividimos la LUCHA, la de verdad, la buena.
Y yo me pregunto muchas cosas, querido. Me pregunto de dónde viene el machismo, a qué se debe. Me pregunto dónde está la mitad de la población en tu imaginario político y cómo tú y un buen número de HOMBRES habéis llegado a la misma conclusión. Me pregunto también cómo queréis acabar con el capitalismo ninguneando y en algunos casos hasta maltratando a la mitad de vuestra clase. Y no puedo evitar preguntarme por qué coño me tengo que esperar a que se termine una opresión para que me traten como una igual. ¿O es que estás esperando a que se instaure la dictadura del proletariado para dejar de llamarme “puta”? ¿No puedes dejar de ocupar el espacio hasta que no caiga el último patrón? ¿Nos seguirán infantilizando hasta que se socialicen los medios de producción? Y digo yo ¿Por qué no empiezas a hacer todo esto YA?
El día en que todos los proletarios del mundo se unan, se acaben las clases sociales y expropiemos los medios de producción, el día que desaparezca el Estado y construyamos al fin el mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones… ese día NO acabará la opresión de las mujeres. Sería un súper-combo perfecto y ya nos gustaría a nosotras, pero no cuela. Los obreros también violan, también amenazan, también menosprecian. El machismo es la consecuencia de un sistema patriarcal, que es independiente del sistema económico, por más que sepamos que efectivamente, el capitalismo es un sistema opresor y asesino y que ambos operan en connivencia, retroalimentándose. La lucha feminista es por lo tanto igual de importante que la lucha anticapitalista, y la lucha contra cualquier otro tipo de opresión, y esto es algo que deberíais comprender cuanto antes porque corréis el riesgo de quedaros sin efectivos.
 “No soy feminista, soy anarquista/comunista” es una frase estrella, pero ¿sabes una cosa? No es algo excluyente. En serio, puedes ser feminista y lo que tú quieras (menos capitalista, que no cuela). Es más, deberías ser feminista si luchas contra la opresión… que tu género sea el que ejerce la opresión no significa que tú debas ignorarla. Si no te consideras feminista igual deberías revisarte la ideología, aunque “revisionista” sea una palabrota muy fea. 
A algunos os he oído también decir, “compañeros”, que vosotros sólo veis personas, que la igualdad es algo que tenéis tan asumido que no diferenciáis entre hombres y mujeres, y eso me desconcierta. Supongo entonces que tenéis tal capacidad de crítica, auto-revisión y aislamiento de las construcciones sociales que sois capaces de superar y obviar la educación que habéis recibido, los mensajes de los medios y la cultura y a vuestras propias compañeras que se definen como mujeres. Pero me desconcierta aún más que viendo sólo personas actuéis simple y llanamente como MACHOS.
Que no, amigo, que no, que me entusiasma tu idealismo, que me alegro de que seas tan tan inteligente y capaz que tú solito hayas derrocado el patriarcado en tu interior, pero la lucha feminista es necesaria, urgente y transversal. No somos las feministas menos anarquistas, menos comunistas, menos antifascistas y anticapitalistas; no dividimos la lucha porque solo hay una lucha, sois vosotros los que veis luchas opuestas, los que os empeñáis en hacer del feminismo una cuestión de segunda sin querer comprender que es una cuestión de clase y que sin feminismo no hay revolución.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

#DesmontandoElPatrarcado: "¿Y las denuncias falsas?"




“Es que hay mujeres que denuncian en falso”
Es una frase tan, tan pero tan hiriente, que no sé ni por dónde cogerla.
La respuesta “fácil”, la respuesta “cómoda” es centrarme en los datos estadísticos. Sobre eso, no hay duda, no hay dilema: las denuncias que se tipificaron como falsas en violencia de género no superan el 0’01% -datos del CGPJ entre 2009 y 2013-.
No voy ni a molestarme en comparar con denuncias falsas en otros delitos como, por ejemplo, robo con violencia (aunque me ha impresionado el dato de que en 2014 en Valladolid el 60% de las denuncias de robo con violencia fuesen falsas, sólo como curiosidad eh, no os pongáis susceptibles).

Y habrá quien me diga “pero niña (sí, últimamente me llaman mucho niña, ¿por qué será?) si hay un montón de denuncias que se archivan y mujeres que no declaran... eso significa que son falsas”. Vamos a ver, despacito y buena letra: precisamente hay un montón de denuncias que se archivan porque vivimos en un sistema altamente garantista con los agresores de manera que, si no hay pruebas “contundentes”, el caso se archiva;  no  es que sea una denuncia falsa, es que no hay pruebas suficientes como para decidir a favor o en contra.

Y ahora vamos con la pregunta del millón: ¿pero por qué no hay pruebas? ¿por qué hay muchas mujeres que no declaran? ¡Ay madre! que os voy a descubrir la gran verdad sobre la violencia de género en pareja: se da en la intimidad. 
En la intimidad: donde el agresor considera que tiene impunidad y derecho; lo que toda la vida se ha llamado lo privado o, acercándonos al refranero, eso de los platos sucios se lavan en casa. Y vamos a rizar el rizo: cuando no hay violencia física, sino psicológica, aunque te dicen que es denunciable y que no te calles, resulta que vas a un juzgado diciendo que te llama puta o que continuamente te controla con quién hablas o qué haces, y de repente, delante del juez, el fiscal, los abogados (tendrás suerte si hay una mujer más en la sala) te encuentras justificándote, intentando no parecer una histérica -eso que él te dice que eres todos los días de tu vida-, mientras que él se mantiene con esa sangre fría, negando con la cabeza. Y te dicen que es tu palabra contra la suya, que no se pueden gastar los recursos en estas tonterías. Y te vas a casa –con él- y aún nos llevamos las manos a la cabeza cuando meses después, apareces “muerta” en tu casa. ¡¡Si nunca te había pegado!!¡¡Si archivaron tu denuncia, mentirosa!!

Es aquí donde me importan una mierda los datos estadísticos. Porque nadie que no lo haya vivido podrá entender lo que significa poner una denuncia a tu pareja, al (que algún día será) padre de tus hijos, al que se supone que libremente elegiste querer.
Quien diga que las mujeres denuncian en falso no pueden ni imaginar lo duro y lo doloroso que es ir a una comisaría a decir “este hombre al que quería –al que quiero, a veces- tanto, este hombre que me dijo que me cuidaría y me mimaría como nadie lo había hecho hasta ahora, me está arruinando la vida. No como, no duermo, no puedo ni pensar, porque sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza: no valgo, lo hago mal, soy una inútil, o una lista de los cojones, soy una zorra, mis amigas son unas putas que sólo quieren malmeter, mi familia nunca me ha apoyado...”. Le he querido –le quiero-, le he abrazado, me he acostado con él -a veces por amor a veces con miedo-, nos hemos ido a vivir juntos, nos hemos casado, hemos tenido hijos. Y aquí estoy, delante de un guardia civil/de un policía, poniendo por escrito todo el daño que me ha hecho la persona con la que he elegido estar. Me siento tonta, me siento ridícula, me siento culpable, dudo si después de tanto sufrimiento él va a cambiar y yo voy a rendirme ahora. Y por encima de todo, sigo pensando en cuidarle, me preocupa arruinarle la vida.

Porque cualquiera que escuche cinco minutos a una víctima de violencia de género, oirá eso: "no quiero meterle en líos, no quiero perjudicarle, sólo quiero vivir tranquila".
No olvidemos que no se trata de un desconocido, un desgraciado que te ha atracado y quieres que le pillen y le encierren. No. Se trata de alguien con quien has pasado momentos maravillosos (casualmente justo antes o después de haberte insultado, ninguneado, ignorado), de alguien que te ha prometido que sólo se le ha ido de las manos pero que va a cambiar. Se trata de alguien que te ha hecho sentir tan culpable y tan miserable que dudas si no serás tú la que le maltrataba a él.

Con todo esto, le detienen. Y llegas a un juzgado. Posiblemente no hayas hablado con tu abogado antes de ese momento, puede que en tu vida hayas visto un juzgado por dentro. Y te piden que cuentes todo, con pelos y señales, mientras él clava su mirada en tu nuca. Sientes su respiración, tú, que conoces mejor que nadie sus gestos y sus silencios, puedes sentirlo detrás de ti. Y con todo ese pánico en el cuerpo, esperan que seas coherente, que describas con detalle fechas y palabras.
Todo esto, si llegas a entrar a la sala. Porque infinidad de veces tu abogado te pregunta si estás segura, que le puedes arruinar la vida, que ha hablado con su abogado y está arrepentido y le ha dicho que si es lo que quieres, te va a dejar tranquila. Cree que estaba llorando.
Se me olvidaba que en este lapso de horas, has hablado con tu familia y puede que te hayan dicho que si no has exagerado. También se me olvidaba que durante meses, si no años, la gente por la calle te va a preguntar “mujer, ¿pero qué has hecho? Si parecíais tan felices, pobre hombre...”. Te van a preguntar si no has pensado en el tiempo que llevabais juntos, en el bienestar de los niños (¡y los niños! ¡¿es que nadie piensa en los niños?!), te van a acusar de haber denunciado para divorciarte más deprisa (¿?) o si lo has hecho para tener una paguita (¡¿?!) ...
Te van a poner en duda personas de tu familia, algunas amistades, las fuerzas de seguridad, en el juzgado,...Te vas a poner en duda tú misma. Y durante tiempo, te vas a sentir como una auténtica mierda.

Y ahora es cuando vuelvo a preguntar, ¿alguien cree que una denuncia así se puede poner en falso, sólo para molestar? ¿alguien pasaría gratuitamente por todo ese sufrimiento pudiendo romper una relación de forma amistosa? 

viernes, 13 de noviembre de 2015

CRÓNICA 7N




El pasado siete de noviembre un número indeterminado de personas (esta información no ha transcendido y los medios sólo hablan de “multitud”) nos reunimos en Madrid para poner en evidencia la gravedad de un problema que nos afecta cada día, el de la violencia machista en todas sus expresiones, y que se culmina, como tristemente vemos cada semana, con el asesinato de mujeres.

Como sabemos, el leitmotiv de la convocatoria era elevar al Gobierno la petición de que las violencias machistas se conviertan en una “cuestión de Estado”. Lo cierto es que el Estado, ese supuesto garante de seguridad y libertad individual, parece estar más interesado en reprimir y encarcelar por razones ideológicas y defender su “unidad” sobre la base de un papel de tintes decimonónicos que en atender los reales y urgentes problemas que el Estado español presenta. 


Controlar, humillar, vejar, insultar,
 menospreciar, ya tal.
Somos conscientes de que el trabajo que tenemos por delante es arduo y requiere tiempo y dedicación. Es un trabajo diario, desde abajo, entre iguales. Con buena intención, pero imbuidas de prejuicios machistas y patriarcales, algunas personas portaban carteles y coreaban consignas que, lejos de suponer un mensaje de ánimo y apoyo, suponen una inversión de la culpa y hacen recaer sobre la víctima la responsabilidad de las agresiones que sufren. Es esencial hacer comprender a la sociedad que los asesinatos machistas no son producto de la locura o maldad de un individuo, sino la consecuencia más extrema de este sistema que privilegia a un género sobre otro en todos los aspectos de la vida.


Lo más bochornoso del oportunismo
Lo importante de esta convocatoria no está en el Estado. Tampoco en las siglas manchadas de complicidad con el patriarcado, ni en el oportunismo de candidatxs que coparon las noticias y las fotografías de los medios y que, como no ignoramos, se suman a cualquier iniciativa de la que puedan obtener algún rédito político. Y no, lo más importante, por mucho que les extrañe, no eran esos hombres que haciendo gala de su masculinidad quisieron (o no pudieron evitar por la fuerza de la costumbre) copar una manifestación en la que, como gritamos hasta la saciedad, el protagonista debería haber sido el movimiento feminista.

Lo importante de esta convocatoria es que cada vez más personas somos conscientes de que el patriarcado es un sistema opresor y asesino; que el compañerismo y la sororidad nos hacen fuertes; que el feminismo llegó para quedarse y sacudir el patriarcado; que las mujeres no están solas, ni quietas, ni sumisas.

Y con este convencimiento nos reunimos cerca de 90 personas en Guadalajara el miércoles, tras un fin de semana en el que los terroristas machistas habían vuelto a actuar. Entendemos que no es producto de la casualidad que tras la mayor demostración de repulsa a la violencia de género se sucedieran en pocas horas siete asesinatos. Es la reacción brutal de quien se sabe amenazado, de quien sabe que su poder se tambalea. Por eso gritamos que la lucha sigue, cada vez con más compañerxs implicadxs en ella y sobre todo que
 

SI TOCAN A UNA, RESPONDEMOS TODAS

lunes, 2 de noviembre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. SI QUEREMOS IGUALDAD, ¿POR QUÉ NOS JUNTAMOS EN ESPACIOS NO MIXTOS?


¿POR QUÉ TENEMOS QUE JUNTARNOS EN ESPACIOS NO MIXTOS SI NUESTRO OBJETIVO ES LA IGUALDAD?
 

Cuentan que una vez un hombre pidió asistir a una asamblea de mujeres, preocupado por la opresión que estas sufrían por parte del patriarcado, y cuentan incluso, que asistió y su voz no fue la más escuchada en la misma, por último cuentan que ¡se cuestionaba sus privilegios como hombre! y es más ¡¡¡trabajaba y se esforzaba para perderlos!!! Suena a cuento realmente ¿verdad?

Dado que lo anteriormente contado, efectivamente es algo irreal, que pasa en ocasiones muy puntuales, porque excepciones siempre las hay, no decimos lo contrario. Creemos que no es necesario justificar la existencia de los espacios no mixtos, debería de bastar con decir que nos gusta, lo vemos una herramienta útil para nosotras, y estamos muy a gusto en él.

Después de pasar toda la vida acudiendo a asambleas, reuniones o demás espacios públicos a escuchar los gritos de hombres enfurecidos (porque siempre parecen enfurecidos, no entiendo por qué), de ver como se interrumpen constantemente unos a otros (increíble cómo pueden aclarase a discutir así), de ver como se levantan de la silla y gesticulan exageradamente (con lo cansado que debe ser esto), después de mucho tiempo en esos espacios, por fin uno donde no  suceden esas cosas, donde no hay que mostrar una actitud agresiva, ni gritar, ni gesticular fervientemente al hablar. Un espacio compuesto solo de mujeres muestra otro tipo de dinámicas, se convierte en un espacio mucho más cómodo para nosotras, un lugar desde el cual tomar conciencia de la masculinización de otros espacios, de la necesidad de cambiar esto (y otras cientos de cosas, la lista es infinita vaya) y un lugar donde coger fuerzas para enfrentarnos a un mundo construido para ponérnoslo difícil.

Siempre han existido señores y esclavos, obreros y burgueses, oprimidos y opresores (o como sea la frase), y siempre los esclavos, campesinos, obreros, oprimidos varios, se han organizado en grupos sin contar con sus oponentes (y sin contar mucho con nosotras dicho sea de paso), y siempre lo hemos visto natural. Somos conscientes de la necesidad de que los grupos oprimidos hagan piña para analizar su opresión y proponer estrategias de lucha para superar esta. Pero cuando las mujeres nos juntamos para hacer piña, grupo, analizar nuestra opresión y elaborar estrategias para superarla ya no nos parece tan natural, nos parece hasta mal, y se nos dice que esta feo eso de juntarse sin contar con los compañeros. Ya nos vale a las mujeres organizarnos sin contar con los hombres, ya les vale a los obreros no llamar a sus jefes a sus asambleas para juntos proponer una solución, que diferente suena ¿no?

Y es que ya nos vale a las mujeres, ni que la historia no nos hubiese enseñado nada, mujeres cabezotas que nos empeñamos en luchar por nosotras mismas sin contar con los hombres, con lo que nos han ayudado anteriormente. Primero los abolicionistas les dijeron a las sufragistas: “mujeres que queréis el voto luchad con nosotros por la abolición de la esclavitud y por el derecho de los negros a votar, y nosotros lucharemos por conquistar vuestro voto”, y las mujeres lucharon y los negros consiguieron el voto ¿Y las mujeres?; luego los obreros les dijeron a las obreras:  “obreras del mundo luchad con nosotros para acabar con el capitalismo, y el patriarcado desaparecerá también”, y las obreras lucharon por superar el capitalismo e incluso en alguna parte se dieron pasos importantes en su superación ¿Y las mujeres?. Dos veces vale, podemos caer, pero ya una va adquiriendo algo de experiencia en estas cosas y se va fiando menos.

Hombres que estéis ahí si de verdad tenéis tanto interés en nuestra lucha pensároslo dos veces antes de gritar en una reunión, pensároslo dos veces antes de estigmatizar a una mujer porque haga un libre uso de su cuerpo y su sexualidad, pensároslo dos veces antes de intentar invisibilizarnos…

No queremos excluiros de nuestra lucha, simplemente queremos liderarla nosotras.

viernes, 30 de octubre de 2015

Comunicado y convocatoria al 7N

El próximo 7 de noviembre la Coordinadora Feminista de Valencia ha convocado, en Madrid, una marcha estatal contra las violencias machistas, a la que se han adherido numerosos colectivos y organizaciones feministas de todo el Estado y parte del extranjero, para denunciar las violencias machistas y hacer un llamamiento a que la lucha contra la violencia de género sea una cuestión de Estado. Nosotras, la asamblea Mujeres Libres de Guadalajara, acudiremos a la cita en Madrid para denunciar junto a nuestras hermanas de distintos pueblos del Estado español la violencia que sufrimos las mujeres y las personas con identidad de género no normativa en todas y cada una de sus formas. Creemos de vital importancia visibilizar esta situación y hacer comprender que la violencia de género no es solo la que deja marcas en la piel o cifras de asesinatos, sino que es una problemática estructural mucho más amplia y bien arraigada en nuestra sociedad gracias al PATRIARCADO que la sostiene y la legitima.

Rechazamos cada agresión verbal, psicológica, económica, física, sexual o simbólica contra las mujeres y denunciamos el silencio o la complicidad mediática y la pasividad de las instituciones. Sin embargo, consideramos que la respuesta a la violencia de género no puede venir de arriba, que el feminismo debe de ser de base y de clase, y que demandar a “papá Estado” la atención que merece esta situación tan sangrante es pecar de optimismo e ingenuidad. El Estado es un poder fáctico, un engranaje fundamental de este sistema, su esencia es patriarcal y capitalista y, como tal, genera, perpetúa y legitima estas desigualdades. La transformación social ha de venir de las personas, nos toca a nosotras tomar y crear conciencia de género, visibilizar sus violencias, enfrentar sus agresiones y tejer lazos de apoyo entre nosotras: la solidaridad y la sororidad son nuestras aliadas.

De las instituciones solo podemos esperar que se laven la cara y finjan que les preocupa el asunto mientras recortan ayudas para las víctimas, lanzan campañas contra la violencia animando a la víctima a tomar precauciones y llevar silbato, o desvirtúan el día de la mujer trabajadora con cursos de aerobic y descuentos en moldes para galletas. Se acuerdan de nosotras solo de cara a  las elecciones o cuando el feminismo puede darles la oportunidad de sacar brillo a sus oxidadas siglas, porque es muy de demócratas defender la igualdad de género de cara a la galería. Pero feminista hay que ser todos los días, no cuando el interés aprieta, no solo en las fechas señaladas, o cuando se tiene la oportunidad de subirse al carro de un trabajo de base y anotarse un tanto convocando a la marcha al margen del feminismo local.

Nos desvinculamos de cualquier organización política que de forma hipócrita acuda a la marcha y señalamos al Estado como parte del problema y no de la solución.

Feminismo sí, pero desde la calle.
¡Contra la violencia patriarcal, auto-organización y sororidad!

Desde Guadalajara acudiremos juntas a Madrid.
Mujeres Libres convoca a las 10:20h en la estación de RENFE.
Sé más horizontal. Madruga menos.

 ¡Vente con nosotras!


viernes, 9 de octubre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. 4. "EL LENGUAJE NO ES MACHISTA, LA QUE ES MACHISTA ES LA SOCIEDAD"


Desde el movimiento feminista hemos venido convirtiendo en asunto central la cuestión del lenguaje y por tanto no pueden faltar los machitos que tratarán de ridiculizarnos cada vez que tomemos la palabra para defender la posibilidad de un lenguaje que desafíe y deslegitime el lenguaje androcéntrico heredado. Haciendo uso de uno de sus argumentos favoritos, nos espetarán que deberíamos emplear nuestro tiempo y nuestras energías en luchar por cambiar las estructuras sociales materiales que colocan a las mujeres en un segundo plano (la desigualdad salarial, la violencia de género, el derecho al aborto, etc.) en lugar de ocuparnos de “chorradas lingüísticas”. Porque ellos, una vez más, saben mejor que nosotras el camino que ha de seguir el feminismo y por eso no pueden evitar darnos lecciones sobre el hecho de que el lenguaje es neutro y natural porque, claro está, nos ha caído del cielo. Porque la que es machista es la sociedad que produce el lenguaje, no el lenguaje en sí. Y ya con eso se justifican y se lavan las manos.
Pues bien, machirulo fan de la RAE, quizá te lleves un chasco cuando te enteres de que combatir la violencia material y la violencia simbólica no es incompatible, y de que no hay necesidad de elegir entre una u otra porque se relacionan entre sí. Cuestionar la discriminación lingüística parte del reconocimiento de que más allá de las estructuras materiales encontramos estructuras de dominación patriarcal en las propias bases del razonamiento, y en ellas se encuentran los procedimientos lingüísticos a partir de los cuales se producen los significados. Pensamos con palabras y por tanto el lenguaje cumple una función central en la construcción social de la realidad porque determina nuestra visión del mundo. Como producto cultural, sabemos el lenguaje no puede ser neutro, sino que refleja la ideología dominante, y esta es androcéntrica y patriarcal.
Lo que no se nombra, no existe, y las personas de identidades de género no hegemónicas han sido excluidas a lo largo de los siglos de las estructuras de poder, pero también de las representaciones discursivas y del repertorio de significados de las lenguas. Transformar el lenguaje en aras de no invisibilizar ni excluir ninguna identidad de género implica también modificar los modos de pensamiento.  A lo mejor te molesta tanto el lenguaje no sexista porque pone en jaque tu posición dominante y cuestiona los privilegios de la sociedad patriarcal en los que se basa tu poder.
No contento con esta explicación, nos dirás: “pues Noséquién es mujer y no se siente discriminada por el lenguaje”. Y es que resulta que percibir y sentir la discriminación en el lenguaje no depende de si se es él, ella o elle, sino que tiene que ver con tener conciencia de género, que no es atribuible en virtud de esencialismos. El lenguaje y los valores patriarcales que transmite se han ido construyendo de acuerdo con la visión de los grupos de poder dominantes, que han impuesto sus valores como únicos y objetivos, y por tanto estos valores se convierten en naturales. Es necesario realizar un ejercicio de replanteamiento, de cuestionamiento de los valores y de toma de conciencia para ser capaces de someter a crítica la ideología que subyace a los mecanismos lingüísticos que cotidianamente utilizamos.

Así que no vengas a decirnos cómo tenemos que hablar o escribir si ni siquiera te has cuestionado la posición que tú mismo ocupas en la estructura. 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. 3. “EN LOS DIVORCIOS LAS MUJERES SE QUEDAN CON TODO"



Cualquier machista que se precie te dirá que el divorcio perjudica a los hombres, que las mujeres se quedan con todo: la casa, el coche, los hijos... (por cierto, que te lo dirá en ese orden, porque los hijos son importantes, pero menos que la casa).

Parece que una se divorcia para joderle la vida a su marido, porque ya sabemos que las mujeres somos así de brujas, lo que nos gusta es hacer daño. Y queremos que ellos se queden en la calle y nos paguen, nos paguen mucho, todos nuestros vicios.

Y entonces te dicen que es que a las mujeres les dan las custodias de los menores y eso es injusto, porque ellos también son progenitores.

Vamos a empezar por el principio. Las custodias no se dan, como el que regala unas zapatillas que ya no usa. Las custodias se piden. Así que vamos a dejar esto bien claro: es muy difícil darle una custodia a tantísimos varones/padrazos que NO LA PIDEN.

Cuando ambos la piden y hay que dirimir quién se queda con la custodia, se tiene en consideración quién ha sido la figura principal de apego, quién ha ido a médicos, quién ha pasado noches en blanco cuidando, quién sabe dónde se guardan los calcetines que se pone a diario la/el menor, quién ha renunciado a o disminuido su jornada laboral por ocuparse de las hijas/os, quien ha renunciado a su ocio y autocuidado por atenderles...

Por otro lado, cuando la mujer se queda en la vivienda, no se queda con la vivienda. El domicilio familiar es de las hijas/os y allí vive la persona designada para ser su cuidador/a principal hasta que son mayores de edad o pueden vivir independientemente. Por supuesto que si hay hipoteca, se paga a medias, porque no es que él le pague la casa a ella, es que ambos son responsables de pagar la vivienda de su prole.

El dinero que se “da” no es un dinero que se regala. Si hay pensión compensatoria, es porque hay algo que compensar, es decir, hay una fuerte descompensación económica o la mujer ha dejado de trabajar o ha reducido su jornada para ocuparse del cuidado y la crianza de las hijas/os (y del marido, que parece que estar 24 horas al día disponible para él y los hijos y la limpieza y la cocina y la organización y ... es como vivir en el Caribe con un mojito en la mano, pues no). La pensión de alimentos se acuerda o se calcula con tablas pre-establecidas –tablas que se han desarrollado desde los juzgados y colegios de abogacía- y con ese triste dinero no es que la mujer se vaya de fiesta loca, sino que se paga parte de la luz, el agua, la calefacción, la comida, la ropa y todo aquello que una criatura necesita en su día a día.

Por último, es necesario dejar bien claro que “el progenitor custodio”, diré la progenitora custodia, siempre es la más vulnerable, ya que tiene que organizar toda su dinámica socio-familiar en función de las hijas/os. El otro progenitor tiene libertad de movimiento y acción todo el tiempo, excepto cuando le corresponden las visitas.


Así que, resumiendo: las mujeres piden quedarse con los hijos porque siguen siendo sus cuidadoras y principales responsables de la crianza (hoy no vamos a entrar en por qué esto es así ni sus causas y consecuencias); la casa se la quedan las hijas/os en usufructo; la pensión de alimentos es exactamente eso, un mínimo de dinero para alimentación, ropa, higiene (cualquiera que tenga una criatura sabe que con 150-200 euros NO se cubren sus gastos ni sus necesidades, mucho menos si hay necesidades especiales); Y nunca olvidemos que vivir a diario con menores a tu cargo hace que tu vida se vea modificada, tu ocio se organiza en función del suyo, tus horarios de trabajo muchas veces también, las peleas por los deberes, las discusiones por comer verdura, las normas y los límites diarios, las noches desvelada porque tiene pesadillas o le duele un oído... todo eso es para la aprovechada que quiere joder la vida a su marido y por lo visto le regalan la custodia por tener ovarios.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. SI QUERÉIS IGUALDAD, ¡LLAMADLO HUMANISMO!


“Si el feminismo no fuese lo contrario al machismo tendría que llamarse humanismo o igualitarismo”… Woow! ¡Qué réplica! ¡Qué argumento! ¡Que astuto por tu parte ir a la etimología de la palabra! Cuéntanos hábil compañero, ¿qué es lo que te molesta más? ¿Qué no se aluda a los hombres en el término que define a un movimiento igualitarista o que ese movimiento ataque a tus privilegios como hombre? “¡No, si lo que no me convence es la palabra!”- responderás -, ¡por supuesto! tú eres un claro defensor de la igualdad entre hombres y mujeres, pero es que “la palabra feminismo echa para atrás a mucha gente y, además, (agradecedme el consejo), debilita vuestra lucha… podrías mejor hablar de personas, de seres humanos ¿no?”. Claro que sí, campeón, y podemos hablar de seres, sujetos, individuos, entes… ¿pero de mujeres? ¡Naaaa!

Podemos imaginar, desde la gran empatía que nos otorga por arte de magia la feminidad que se nos ha asignado, lo duro que debe ser sentir que no eres el centro de algo, especialmente a vosotros que no estáis acostumbrados a sentiros invisibilizados. Pero es precisamente esa invisibilización la que llevan sufriendo las mujeres a lo largo de la Historia, sometidas al paradigma androcéntrico desde los hechos hasta las palabras (¿o acaso no hablamos de “el hombre” para designar a “la humanidad”? ¿acaso no usamos el masculino como genérico?). Si tanto crees en la igualdad no sé por qué debería incomodarte que el término que designa al movimiento de reivindicación de los derechos de las mujeres, como parte del género humano que son, y su reconocimiento como tal en todos los ámbitos de la sociedad no aluda a los hombres. Touché ¿eh?

Y no, no vamos a llamarnos “humanistas” ni “igualitaristas”, principalmente porque son conceptos preexistentes que dejan de lado muchas de las cuestiones que aborda el feminismo, no tratan la igualdad de género ni se plantean la interseccionalidad, por ejemplo. No te encabezones, busca una enciclopedia.

El término “feminista” empezó a usarse en el s.XIX para referirse de forma peyorativa a las personas que apoyaban la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos pero, algo más adelante, fueron las sufragistas quienes se reapropiaron del término para darle un enfoque positivo y nuevos significados. Nosotras, temibles y despiadadas hembristas de incógnito,  lo mantenemos, lo reivindicamos y lo abrazamos, orgullosas de cada una de las mujeres (“Féminas”) que batallaron sin descanso por cada pequeño gran triunfo del feminismo.
No vengas a abrir debates vanos ni a decirnos cómo llamarnos para que nos hagas el favor de ser feminista sin incomodarte.


                                                          

miércoles, 16 de septiembre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. LA CULPA DEL MACHISMO.


En su obsesivo intento de librarse de toda culpa, el macho medio no dudará en afirmar que la culpa del machismo la tienen las mamás porque han educado mal a sus hijos. No tardarán en disculparse después diciendo que, por supuesto, ellos ayudan mucho en casa y se hacen su comidita, encomiables tareas que les alejan a ellos mismos de cualquier sospecha de machismo.
Muy bien, machote, acabas de coronarte: tú solo te has descubierto como el más rancio de los misóginos. “¿Cómo es eso posible, taimada hembrista?”[1], te preguntarás. Pues en primer lugar, difundiendo el primer mantra del sacrosanto patriarcado, a saber: “las mujeres tienen la culpa de todo”. Desde una maldita manzana hasta el suicidio de los varones más aptos, las mujeres han tenido la culpa de absolutamente todo. El machismo no podía ser una excepción.

Pero hay un pequeño problema, preclaro e ínclito macho. Las mujeres no tenemos la culpa de que exista el machismo. O al menos no sólo nosotras. O al menos no sólo las madres.

Tu mamá te mima, y muchas mamás miman a sus niños. Por favor, demostrar cariño, afecto y proporcionar cuidados no es malo. Sí, las mamás hacen la comida, y procuran que les guste a sus nenes. Y le recogen el cuarto, y toda la casa, y le compran la ropa, y se la lavan, y les hablan, les abrazan, les escuchan y les quieren… ¡Qué astutas! Nos han hecho pensar que nos querían cuando en realidad su astuto y malvado plan era PERPETUAR ASÍ EL SISTEMA QUE LAS OPRIME. Espera. Esto no tiene sentido ¿Verdad?

PUES NO. NO LO TIENE. Pero resulta que mamá no vive aislada del planeta que la rodea (por más que a veces apenas interactúe con él…). Mamá se ha criado en una sociedad, en un sistema PATRIARCAL. Y este sistema, con su educación, sus estereotipos, sus modelos a imitar y sus “tú aquí y tú aquí” nos ha impuesto a cada uno y una de nosotres un lugar en el mundo. Y a mamá le dejaron muy claro desde pequeña que su sitio era su casa y su única misión sus hijes. Porque hay algo que estás olvidando, querido amigo de ideas antediluvianas, a las personas no sólo nos educa mamá. Las personas nos forjamos con miles de influencias. Mamá sólo es una de ellas, por más importante que sea. Papá, les abueles, les ties, las amistades, les primes, el colegio, el profesorado, la televisión, el cine, la literatura, el arte, la publicidad, ejercen sobre todas las personas una influencia imborrable. Y sí, amigo, sí TODO ESTÁ PLAGADO DE MACHISMO.

Y puede que mamá reaccione. Puede que no quiera educar a sus hijes de esta manera. Pero entonces va a tener que ser fuerte, muy fuerte, porque durante el resto de su vida va a tener que escuchar que es una MALA MADRE. Y si su niño quiere llevar tacones, le dirán mala madre por dejar que otres se burlen de su hijo. Y si su niña quiere vestirse como James Dean, le dirán mala madre. Y si a ella le apetece brindar una valiosa lección a sus hijes dándose un tiempo para sí misma, le dirán mala madre.
Así que, machote, antes de echar la culpa a nadie, plantéate la paradoja.

Y luego te replanteas tú, que falta te hace.



[1] En realidad, nuestro hipotético macho seguramente no pronunciara estas palabras, sino más bien algo así “¿Qué putas gilipolleces estás putamente diciendo, puta feminazi puta? ¡Fea!” Pero nosotras somos infinitamente más elegantes.

miércoles, 24 de junio de 2015

ORGULLO TRANSFEMINISTA Y ANTICAPITALISTA


El día del orgullo gay se viene celebrando a raíz del levantamiento de los compañeros en Stonewall frente a la represión por expresar su diversidad sexual.

El espíritu de lucha y reivindicación de esta fecha debe estar presente y quedar patente ahora más que nunca, cuando empresas, partidos e instituciones ondean la bandera multicolor en busca de dinero, votos o complacencia.

El modelo capitalista y heteronormativo que se quiere imponer a las parejas gays no supone una verdadera liberación. Sigue siendo una triste realidad que la homosexualidad y otras sexualidades siguen moralmente penadas y que sólo aquellos que siguen los dictámenes del heteropatriarcado pueden visibilizar su condición.

Desde Mujeres Libres Guadalajara queremos hacer hincapié, de manera especial, en la represión que sufren las mujeres lesbianas y bisexuales, en la lucha por la visibilización y la no discriminación.

Es un hecho constatable e innegable que el lesbianismo no es aceptado y visibilizado en las mismas condiciones que la homosexualidad masculina.

Las mujeres lesbianas se ven empujadas al silencio, a la negación, debido a actitudes machistas y homófobas en sus puestos de estudio, de trabajo, e incluso en sus casas. En la calle y en la noche, la más normal muestra de afecto y/o deseo, puede suponer un mal trago que no tenemos que soportar.

Tampoco podemos olvidar las medidas reaccionarias de un gobierno que ha querido impedir el libre e igual acceso a la maternidad a todas las mujeres y exigimos, por tanto, que se retiren dichas medidas, garantizando el acceso universal a la reproducción asistida, no como negocio, sino como derecho.

Queremos visibilizar también todas las opciones sexuales y todos los géneros, rompiendo ese binarismo asfixiante e injusto que cataloga a las personas en función de unos cuantos rasgos físicos. Cada persona es diferente y no cabemos en el triste y reducido binarismo hombre/mujer.

Porque nuestra sexualidad y nuestro género no es ni tu chiste, ni tu negocio, ni tu fantasía. Ahora y siempre, por un orgullo transfeminista, anticapitalista e inclusivo.

viernes, 22 de mayo de 2015

La vetusta Guadalajara y sus heroínas.

El ayuntamiento de Guadalajara ha decidido agasajar a su pueblo con tres nuevas estatuas. A pesar de que la oferta social y cultural de la capital es paupérrima, el ente local parece preferir gastar el dinero en estatuas que invertirlo en ayuda social o cultura para todas y todos.

Con buen criterio, podríamos pensar que el arte, en cualquiera de sus expresiones, es cultura, y por lo tanto, no tendríamos nada que objetar ante esta propuesta. Ahora bien, lejos de motivaciones culturales o artísticas, el Ayuntamiento de nuestra ciudad parece querer pintar un paisaje anacrónico, arcaico y reaccionario. Tras habernos colado una estatua del papa (viva el Estado aconfesional y laico), el alcalde y su equipo atacan de nuevo con tres propuestas que supondrán un gasto de más o menos 119000 €. Como podemos leer en el BOP del 20 de mayo de 2015, las propuestas se sitúan en la misma línea que la del papa: dos nazarenos, un comendador de Calatrava y una Bella Durmiente.

A la exaltación del catolicismo, en la figura que ensalza además una orden militar y de marcado 
carácter aristocrático como es la de Calatrava y en la de los nazarenos de semana santa, se suma ahora la que quizá sea la figura femenina más pasiva de la historia de los cuentos.
Guadalajara es reconocida a nivel internacional por albergar cada año en el mes de junio el Cuentacuentos. Parece lógico y alabable que el consistorio rinda homenaje al evento más importante de su ciudad con un personaje de un cuento. Pero nos llama poderosamente la atención que entre papas, nazarenos y militares católicos, el único personaje que se les ocurra rescatar sea la Bella Durmiente. Imaginamos que las estatuas representarán a una mujer dormida, pasiva, y, quizá a un príncipe que la rescate.

Los gobernantes se retratan y de paso, nos la cuelan. Entre los miles de personajes del folklore popular, entre los millones de cuentos, han elegido aquel que representa su idea de la feminidad. Entre hombres ilustres, activos y luchadores (de su “bando”, por supuesto) aparecerá una mujer que duerme, que no habla, que no participa ni estudia. Una muñeca callada y adormecida, como nos quieren a nosotras mismas. La que se deja “salvar” y va de la mano de su “salvador”. La que espera paciente, sin quejarse, sin llamar la atención, a que llegue el nazareno hasta ella, y la bese, y no la toque hasta que el papa, con su mano en alto, le dé a él el beneplácito.


En fin, que el dinero que el Ayuntamiento podría dedicar a que lxs desahuciadxs no se queden en la calle, a que lxs niñxs coman tres veces al día, a que las mujeres maltratadas tengan opciones dignas para continuar con su vida, a que lxs paradxs puedan encontrar un empleo, a que lxs mayores no se vean solxs y las personas con diversidad funcional tengan la asistencia que requieran, lo emplean en sepultar con piedras católicas y patriarcales la poca diversidad y libertad que hay en nuestra ciudad.

jueves, 30 de abril de 2015

1 DE MAYO. MUJERES LIBRES

1 DE MAYO. MUJERES LIBRES

Las mujeres siempre han jugado un papel decisivo en la historia de la lucha por los y las trabajadoras. En este día de reivindicación obrera, no podemos olvidar a todas las luchadoras que pusieron en riesgo su vida por los derechos de toda la clase obrera. Ellas iniciaron el camino que hemos de seguir, el de la lucha y la consecución de la igualdad y no podemos permitir que su figura caiga en el olvido, enterrada por el androcentrismo.
Pero tampoco podemos olvidar el trabajo no remunerado y apenas reconocido de todas las mujeres en el ámbito doméstico, en su hogar. Trabajo que sirve de sustento a toda la sociedad y sin el que difícilmente podríamos estar hoy aquí. Trabajo gratis y en condiciones de explotación, sin horarios, sin vacaciones, sin sanidad, sin pensiones y sin reconocimiento. Olvidar este trabajo es ser cómplices del heteropatriarcado capitalista.
Las mujeres somos doblemente oprimidas, como obreras y como cuidadoras. Si hemos sido silenciadas en la historia, esclavas del hogar, el acceso al mercado laboral no ha traído consigo una igualdad real. A la ya conocida brecha salarial, que nos impide acceder a los mismos salarios, sumamos una doble jornada laboral,  en la que el trabajo fuera de casa no ha supuesto un reparto real de los cuidados y el trabajo doméstico, con las consecuencias personales y laborales que ello conlleva.

Por todo esto, desde la Asamblea de Mujeres Libres de Guadalajara pedimos que el 1º de Mayo sea un día de doble reivindicación, una reivindicación de clase y de género, como trabajadoras y como mujeres, en casa y en la empresa. 

domingo, 19 de abril de 2015

Feminismo y maternidades

La maternidad suele ser vivida como impone la lógica capitalista imperante: como un proceso individual, sin repercusiones.
Sin embargo, la maternidad es uno de los ejes centrales de la cultura, la economía y la política. Para el capitalismo y el heteropatriarcado su relevancia  es inmensa; al fin y al cabo la maternidad supone la llegada al mundo de más personas, de más mano de obra, de más sujetos hombres/sujetos mujeres. Y si este proceso podría considerarse casi el más importante para el ser humano (sin él no habría personas), es lógico que ambos sistemas tengan un especial interés en controlarlo.
Como actitud política, y como decisión personal, existen dos opciones: o dejamos de proveer de nuevos sujetos al sistema (child free) o bien subvertimos la manera de reproducirnos, reapropiándonos de nuestros cuerpos y nuestras crías.
Ninguna de estas opciones tiene cabida en el ideario heteropatriarcal y capitalista, que reacciona en ambos sentidos. Los gobiernos tratan de legislar nuestros úteros, imponiendo la maternidad a algunas mujeres, e impidiendo ser madres a otras. Y el criterio de “validez” para ser madre es la heteronormatividad.
En esta semana, se ha votado una reforma de ley que obligará a las menores que queden embarazadas a poner en riesgo su integridad, su vida en definitiva. El futuro de la persona nacida en tales condiciones tampoco parece halagüeño. Al sistema no le interesa la seguridad y el bienestar de sus menores; le interesa su capacidad productiva, de producción de más personas que puedan ser explotadas.
Y estas personas serán fácilmente explotadas si se siguen los esquemas impuestos para la reproducción. El embarazo, el parto y la crianza deben ajustarse a los parámetros que establece el heteropatriarcado; es decir, deben producirse entre personas heterosexuales o bien por parte de mujeres en situaciones problemáticas, fáciles de controlar y abocadas junto a sus hijos e hijas a engrosar las filas del proletariado.
Es aquí donde entran en juego otras medidas adoptadas por el gobierno: impedir el acceso a la maternidad a mujeres solteras o lesbianas y mantener medidas laborales y económicas que dificulten la conciliación a las mujeres y la participación en la crianza de los padres.
Pero los poderes fácticos nunca actúan solos; sus preceptos, sus imposiciones, se integran en el imaginario colectivo, en la ideología imperante, en lo que se considera “bueno” o “deseable”. Todxs hemos integrado en nuestro ideario el arquetipo de la “buena mujer”, la “buena madre”, mujer con una pareja del sexo opuesto, fiel, que trabaja 24 horas al día y 7 días a la semana, fuera de casa y dentro de casa, prácticamente en soledad, y que debe mantener una actitud cariñosa y amable con todo el mundo.

Aquí proponemos una revisión integral y radical de la maternidad, que solo será posible gracias a la reapropiación de nuestros cuerpos, y la capacidad plena de decisión sobre ser o no madres.­

jueves, 9 de abril de 2015

NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA


El pasado fin de semana, en Guadalajara, un grupo de conocidos fascistas de la ciudad agredieron a una compañera en “Fever”, un local bastante concurrido a altas horas de la noche. Los arriba mencionados, al observar que la compañera se encontraba en el local, comenzaron a acercarse y a hacer comentarios como “¡Viva Hitler!” o “Guarra de mierda” e insultos de marcado carácter machista como “puta” o “zorra”. No contentos con eso, intentaron varias veces tocarla el culo, hacerle fotos y fue perseguida hasta el baño.

Al salir del lavabo, la compañera, harta de aguantar alrededor de una hora esta situación, plantó cara y pidió explicaciones; sin embargo, los insultos siguieron y, además, se justificaron las agresiones anteriores.

En este momento en que la situación se empezaba a poner más tensa, entró un portero de la discoteca al interior del local y, no solo obvió la situación, sino que culpabilizó a la compañera y manifestó que no se la debería haber dejado entrar al local por llevar botas de montaña. Ésta recriminó al portero tratando de visibilizar la situación de la que difícilmente ella podía ser culpable cuando estaba siendo agredida por cuatro personas. Ante esto la respuesta del portero fue de clara complacencia con los agresores: “Tú te lo habrás buscado”.

La compañera abandona el local pero el altercado no acaba aquí pues, cuando la compañera decide a irse a casa, es perseguida medio camino por un coche desde el que los agresores la gritan “puta”, “gorda” y otra retahíla de insultos machistas.

Este tipo de agresiones de carácter fascista y machista son intolerables, pero más intolerable es, si cabe, la actitud de este local ante los hechos. No es la primera vez que esta situación se da en “Fever” donde un conocido miembro de Ultra Sur de la ciudad, sobradamente conocido por su ideología nazi, trabaja como portero protegiendo así a todo su grupo de amigos y dando cabida a este tipo de agresiones en el local. Recalcamos y rechazamos también la actitud del otro portero que fue quien, con su intervención,  justificó la agresión a la compañera gritándola y culpabilizándola.

Desde la Asamblea de Mujeres Libres y la Asamblea Antifascista de Guadalajara queremos remarcar la doble agresión sufrida por nuestra compañera. En primer lugar, el ataque se produjo por motivos ideológicos al ser identificada como antifascista y, en segundo lugar, la situación se vio agravada por el hecho de ser mujer. El acoso fascista se perpetra en esta ocasión en forma de agresión machista, con tocamientos, acoso e insultos de acusado carácter patriarcal.

¡NI MACHISMO, NI  FASCISMO!
¡NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA!



viernes, 20 de marzo de 2015

AGRESIONES SEXUALES EN EL IES LUIS DE LUCENA

La pasada semana se producía la detención de un joven de 19 años por acosar sexualmente a compañeras de su instituto, el IES Luís de Lucena, de Guadalajara. Los distintos medios, locales y nacionales, contaban cómo el agresor, que ya tenía antecedentes de carácter similar, habría realizado tocamientos de carácter sexual contra al menos 11 alumnas de su mismo centro escolar contra su voluntad. Las agredidas son menores  de entre 12 y 13 años, por lo que el agresor se apoyaba en la superioridad que le aportaba su diferencia de edad para lograr sus objetivos. Según relatan los medios, las jóvenes se animaron a denunciar el abuso tras haber recibido charlas a cargo de la Policía Nacional en el marco del Plan Director para la Convivencia y la Seguridad.
De lo que no hablan los medios es, sin embargo, de por qué once niñas que son agredidas sexualmente en su propio centro de estudios no han denunciado antes, cuánto tiempo llevarían produciéndose estos abusos sin recibir respuesta, ni cuáles son las causas directas y estructurales de este tipo de comportamientos machistas y opresores. Si continuamos obviando la gravedad de este tipo de asuntos y reduciéndolos a la entradilla de una noticia en la que 3/4 partes del contenido son una oda a la intervención policial y una exposición detallada de sus programas de actuación, la agresión quedará como algo anecdótico y seguirán reproduciéndose hasta que empecemos a señalar, a denunciar, a analizar por qué ocurre esto y a visibilizar su gravedad.
Mientras sigamos educando en un sistema patriarcal en el que absolutamente todo (cine, publicidad, mundo laboral, familia, ocio, moda, relaciones sociales…) nos etiqueta en unos roles y actitudes determinadas según nuestro sexo, en los que la mujer asume el género sumiso y el hombre el dominante, seguirán reproduciéndose esta clase situaciones completamente despreciables y criminales.
Mientras sigamos reforzando con nuestras palabras y nuestras acciones la cultura de la violación en la que vivimos seguirá habiendo niñas, jóvenes y mujeres que no se atrevan a denunciar acoso, violaciones o maltrato por miedo a recibir la mirada acusadora del entorno, a tener que afrontar las críticas y las pésimas acusaciones de una sociedad que se empeñará en justificar el delito culpabilizando a la víctima.
Desde la Asamblea de Mujeres Libres de Guadalajara denunciamos los hechos acontecidos recientemente en nuestra ciudad y señalamos al agresor como un hijo sano del patriarcado. Rechazamos y despreciamos cualquier abuso sexual y remarcamos la importancia de combatirlos en las aulas, en la calle, en el trabajo… Denunciamos, además, el agravante de la agresión al ser las víctimas menores de edad; esta situación tan horrible que han vivido podría generar traumas o dificultar a las niñas el desarrollo de una sexualidad sana en el futuro. Todo nuestro apoyo y solidaridad para las niñas afectadas y sus familiares.

¡NI UNA AGRESIÓN MÁS!

8 de marzo – Día de la mujer trabajadora



Hoy, 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, salimos a las calles para luchar contra la desigualdad y discriminación de género.
En una sociedad dónde nos quieren vender que la igualdad entre géneros ya está alcanzada, nos encontramos con una brecha salarial que ronda el 25%, llegando al 36% en los empleos menos cualificados; la más alta de los últimos cinco años.
Todo debido a la pasividad y falta de compromiso desde las Instituciones públicas y a la falta de concienciación del  conjunto de la sociedad.
A la diferencia salarial, hay que sumarle otras factores de desigualdad, cómo la doble jornada laboral. Las mujeres no sólo tienen que trabajar fuera por menos dinero, sino que además al llegar a casa deben continuar trabajando en las tareas domésticas. En un contexto dónde nos alarmamos ante el gran número de trabajos mal remunerados y en términos de semi-esclavitud, pero la figura de la ama de casa sigue normalizada y sin cuestionarse.  Ésta doble jornada se convierte en triple, al recaer sobre las mujeres el rol de cuidadoras, ya no solo de personas dependientes, niños o mayores, sino también de la estabilidad del grupo, reuniones familiares, etc. Por supuesto, esto acompañado de la ausencia de políticas que posibiliten la conciliación de las distintas jornadas,  y que  en muchas ocasiones conlleva  tener que renunciar al trabajo externo y remunerado, como el caso de las insuficientes y mal planteadas ayudas a la maternidad.
Estas condiciones  nos condenan, en muchos casos, a  la dependencia económica de terceros y  hace irremediable que la pobreza, que se ve acentuada en estos tiempos, tenga rostro de mujer.
A la discriminación laboral, propia del sistema capitalista, las mujeres tienen que sumar la discriminación sexual, perpetrada por el patriarcado, que se traduce en acoso sexual en sus puestos de trabajo, que la mayoría de las veces no se denuncia por la normalización de este en la sociedad y el miedo a ser despedida si se toman medidas para combatirlo.

Por todo esto, salimos a la calle en un día como hoy, para manifestar que no se trata de un día de fiesta o celebración, si no de lucha y reivindicación para alcanzar la igualdad real, una lucha que sigue día a día en nuestras casas, nuestros puestos de trabajo, en la calle.


¡POR LA IGUALDAD! ¡POR UN TRABAJO DIGNO PARA TOD@S!

domingo, 15 de marzo de 2015

LAS MUJERES Y EL TRABAJO.

Con motivo de la celebración del 8 de marzo, hemos reunido a manera de resumen una serie de conceptos e ideas sobre la relación trabajo/mujer.

La incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido un fenómeno relativamente reciente. En 1977 había 3,9 millones de mujeres que trabajaban, en 1982 algo más de 4 millones y en 1999 eran 6,5 millones.
Esta incorporación no se ha hecho de manera igualitaria, y ha traído consigo numerosos problemas, que son consecuencia de muchos factores. No podemos obviar que el sistema en el que nacemos y somos educados, y en el que después pasamos a trabajar es un sistema patriarcal. Este sistema atribuye a cada individuo una serie de características en función de su género, que determinan la manera en que nos educan y en la que nos relacionamos con los demás.
A cada género se le inculca desde la infancia una manera de ser y comportarse en el mundo. Esta cuestión, que no es irrelevante, tiene importantes consecuencias en todos los ámbitos, y, como es lógico, también repercute en el trabajo.

Segregación ocupacional por sexo.

La segregación ocupacional por sexo es la tendencia a que hombres y mujeres se empleen en diferentes ocupaciones, separados unos de otros en la estructura ocupacional. Esta separación significa exclusión social de las mujeres porque se ubican, en términos generales, en ocupaciones con menor estatus y condiciones de trabajos desfavorables. Las mujeres se concentran predominantemente en las denominadas ocupaciones femeninas y los hombres en las masculinas, relacionadas con lo que significa ser hombre y ser mujer.
En la práctica esto se traduce en que las mujeres ocupan empleos relacionados con tareas consideradas “propias de mujeres”: limpieza, cuidados, enseñanza, crianza o artes. Los puestos que requieren una mayor fuerza física, aquellos relacionados con la ciencia y la tecnología y los puestos de poder siguen estando ocupados mayoritariamente por los hombres.

 Brecha salarial

La brecha salarial de género se refiere a la brecha existente entre lo que cobran, de media, hombres y mujeres, esto es, la diferencia salarial se define como la distancia existente entre el salario masculino y el femenino. El sueldo de las españolas es de media un 17% más bajo que el de los varones. En algunos casos la brecha asciende hasta el 23%.
En términos generales, la brecha salarial refleja la discriminación y las desigualdades en el mercado de trabajo que, en la práctica, afectan principalmente a las mujeres. Está relacionada con los siguientes factores:
-          La inferior valoración social y económica del trabajo realizado por las mujeres. Esta inferior valoración se da en mayor medida en categorías profesionales de baja cualificación. Es decir, no se cobra lo mismo por trabajo de igual valor, sin actualizarse los criterios de valoración y los complementos salariales que se derivan.
-          Las distintas posiciones de mujeres y hombres en el empleo, marcada por las relaciones de género (la segregación laboral antes comentada).
-          Menor presencia en puestos de responsabilidad.
-          Condiciones laborales inferiores en base a las necesidades de conciliación. La incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral no supuso que se repartiesen de forma equitativa las responsabilidades familiares entre mujeres y hombres, sino que siguieron siendo asignadas a las mujeres. Por tanto, la incorporación laboral de las mujeres supuso una renuncia obligatoria a promociones salariales.
-          La cultura del trabajo y la cultura empresarial vigentes requieren una dedicación plena a la empresa y una prioridad ante cualquier otra faceta de la vida. La retribución y la promoción profesional está asociada a dicha dedicación plena, condición a la que algunas mujeres responden en menor medida.

 Doble Jornada. Conciliación.

Las mujeres soportan una doble brecha salarial: respecto a los hombres y también entre ellas en función de si son madres o no. Así, el sueldo de las españolas es un 17% más bajo que el de los varones y si tienen hijos ganan de media un 5% menos que las que no tienen. Estas son algunas de las conclusiones del informe "La brecha salarial relacionada con la maternidad", de la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
Esta doble brecha se debe a que los empresarios son conscientes de que las madres tienen ante sí un reto: el de conciliar el trabajo fuera del hogar con la crianza y los demás trabajos que conlleva un hogar. El reparto de las tareas domésticas y la educación de las hijas e hijos no es ni mucho menos equitativo: de ahí que hablemos de una doble jornada, que recae en la gran mayoría de los casos sobre la mujer, y que impide que se dedique a la carrera laboral el esfuerzo que requiere en el caso de buscar ascenso y prestigios. No olvidemos además que las mujeres que anteponen dicha carrera a las necesidades de su familia son señaladas y tachadas de “egoístas” o “malas madres”.

  El techo de cristal o suelo pegajoso.

A pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros, las mujeres no acceden con la misma facilidad a los puestos de máxima responsabilidad; debido en parte a las dificultades de conciliación y en parte a que los hombres son percibidos como más capaces y carismáticos. Nos referimos por ello al suelo pegajoso para designar estas condiciones que impiden el ascenso de las mujeres en condiciones de igualdad, y al techo de cristal para designar ese punto “invisible” que muy pocas mujeres son capaces de superar.

Acoso sexual en el trabajo.

La dinámica general de las relaciones entre los dos géneros se reproduce, lógicamente, dentro de los empleos. En una sociedad donde la violación y el acoso callejero están normalizados y justificados no es de extrañar que se produzca esta clase de situaciones también en las relaciones laborales. A todas las dificultades ya expuestas se suma esta realidad que hace aún más complicado el desarrollo normal de una carrera profesional.

2.       EL TRABAJO NO REMUNERADO.

¿Qué es el trabajo? A menudo cuando pensamos en trabajo, pensamos en un empleo remunerado. Sin embargo, la definición de trabajo es mucho más amplia. Seleccionando tan solo alguna de sus acepciones, encontramos que trabajo significa:
·         Obra, resultado de la actividad humana.
·         Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.
·          Lugar donde se trabaja.         
                                                                               
Por lo tanto, el trabajo va mucho más allá de ese puesto en la empresa. Cualquier actividad que se realice para obtener un resultado provechoso podríamos definirla como “trabajo”.
En ese ámbito tiene una importancia vital el trabajo que las mujeres desempeñan en el hogar, que, lejos de lo que la visión tradicional nos hace pensar, tiene una importancia vital tanto para el sistema como para los individuos que forman parte de él. Cada día, las mujeres se ocupan de la alimentación, la salud, el bienestar y la salubridad de su núcleo familiar, garantizando así la calidad de vida de las personas con las que conviven. Sin embargo, encontramos que ese trabajo no solo no está remunerado, si no que es menospreciado por gran parte de la sociedad.
Algunas autoras han puesto el acento sobre esta situación denunciando la falta de conciencia sobre el tema y proponiendo una revisión de nuestra manera de ver el trabajo reproductivo y de cuidados. Así, Silvia Federeci, en una crítica del feminismo capitalista, advierte:
·         La ONU ha creado un feminismo global de Estado donde las mujeres forman parte de conferencias internacionales o de oenegés. Atacan el trabajo no pagado desvalorizando la reproducción y evitando criticar cómo el capitalismo ha usado el cuerpo de las mujeres. Han creado un feminismo muy conciliador con la agenda neoliberalista. Tenemos que reapropiarnos de las políticas feministas. -
·         El movimiento feminista ha cometido un gran error al no trabajar por el salario doméstico. ¿Qué pasa ahora? Que esa carga de trabajo la tiene que asumir otra mujer. Muchas, migrantes. La restructuración del trabajo doméstico se asienta sobre una gran injusticia: mujeres que dejan sus familias y se van lejos de sus casas a cuidar a las familias de otras mujeres. Pero es verdad que hay mujeres que pueden hacerse cargo de sus familias sin ayuda. No me gusta ser moralista en este aspecto porque, a veces, no hay otra elección, pero debemos tener una estratégica política que nos lleve a un cambio de modelo en el que hombres y mujeres decidan cómo reproducirse sin lógicas de poder. –
·         “Todos los trabajadores están sometidos, pero su salario les da mayor poder contractual y reconoce su trabajo como productores de riqueza” “El capitalismo explota específicamente a las mujeres porque el trabajo reproductivo no se reconoce como trabajo ni se valora, sigue viéndose como algo personal”. –