Libres y empoderadas

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viernes, 22 de mayo de 2015

La vetusta Guadalajara y sus heroínas.

El ayuntamiento de Guadalajara ha decidido agasajar a su pueblo con tres nuevas estatuas. A pesar de que la oferta social y cultural de la capital es paupérrima, el ente local parece preferir gastar el dinero en estatuas que invertirlo en ayuda social o cultura para todas y todos.

Con buen criterio, podríamos pensar que el arte, en cualquiera de sus expresiones, es cultura, y por lo tanto, no tendríamos nada que objetar ante esta propuesta. Ahora bien, lejos de motivaciones culturales o artísticas, el Ayuntamiento de nuestra ciudad parece querer pintar un paisaje anacrónico, arcaico y reaccionario. Tras habernos colado una estatua del papa (viva el Estado aconfesional y laico), el alcalde y su equipo atacan de nuevo con tres propuestas que supondrán un gasto de más o menos 119000 €. Como podemos leer en el BOP del 20 de mayo de 2015, las propuestas se sitúan en la misma línea que la del papa: dos nazarenos, un comendador de Calatrava y una Bella Durmiente.

A la exaltación del catolicismo, en la figura que ensalza además una orden militar y de marcado 
carácter aristocrático como es la de Calatrava y en la de los nazarenos de semana santa, se suma ahora la que quizá sea la figura femenina más pasiva de la historia de los cuentos.
Guadalajara es reconocida a nivel internacional por albergar cada año en el mes de junio el Cuentacuentos. Parece lógico y alabable que el consistorio rinda homenaje al evento más importante de su ciudad con un personaje de un cuento. Pero nos llama poderosamente la atención que entre papas, nazarenos y militares católicos, el único personaje que se les ocurra rescatar sea la Bella Durmiente. Imaginamos que las estatuas representarán a una mujer dormida, pasiva, y, quizá a un príncipe que la rescate.

Los gobernantes se retratan y de paso, nos la cuelan. Entre los miles de personajes del folklore popular, entre los millones de cuentos, han elegido aquel que representa su idea de la feminidad. Entre hombres ilustres, activos y luchadores (de su “bando”, por supuesto) aparecerá una mujer que duerme, que no habla, que no participa ni estudia. Una muñeca callada y adormecida, como nos quieren a nosotras mismas. La que se deja “salvar” y va de la mano de su “salvador”. La que espera paciente, sin quejarse, sin llamar la atención, a que llegue el nazareno hasta ella, y la bese, y no la toque hasta que el papa, con su mano en alto, le dé a él el beneplácito.


En fin, que el dinero que el Ayuntamiento podría dedicar a que lxs desahuciadxs no se queden en la calle, a que lxs niñxs coman tres veces al día, a que las mujeres maltratadas tengan opciones dignas para continuar con su vida, a que lxs paradxs puedan encontrar un empleo, a que lxs mayores no se vean solxs y las personas con diversidad funcional tengan la asistencia que requieran, lo emplean en sepultar con piedras católicas y patriarcales la poca diversidad y libertad que hay en nuestra ciudad.

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