Libres y empoderadas

Libres y empoderadas

viernes, 13 de noviembre de 2015

CRÓNICA 7N




El pasado siete de noviembre un número indeterminado de personas (esta información no ha transcendido y los medios sólo hablan de “multitud”) nos reunimos en Madrid para poner en evidencia la gravedad de un problema que nos afecta cada día, el de la violencia machista en todas sus expresiones, y que se culmina, como tristemente vemos cada semana, con el asesinato de mujeres.

Como sabemos, el leitmotiv de la convocatoria era elevar al Gobierno la petición de que las violencias machistas se conviertan en una “cuestión de Estado”. Lo cierto es que el Estado, ese supuesto garante de seguridad y libertad individual, parece estar más interesado en reprimir y encarcelar por razones ideológicas y defender su “unidad” sobre la base de un papel de tintes decimonónicos que en atender los reales y urgentes problemas que el Estado español presenta. 


Controlar, humillar, vejar, insultar,
 menospreciar, ya tal.
Somos conscientes de que el trabajo que tenemos por delante es arduo y requiere tiempo y dedicación. Es un trabajo diario, desde abajo, entre iguales. Con buena intención, pero imbuidas de prejuicios machistas y patriarcales, algunas personas portaban carteles y coreaban consignas que, lejos de suponer un mensaje de ánimo y apoyo, suponen una inversión de la culpa y hacen recaer sobre la víctima la responsabilidad de las agresiones que sufren. Es esencial hacer comprender a la sociedad que los asesinatos machistas no son producto de la locura o maldad de un individuo, sino la consecuencia más extrema de este sistema que privilegia a un género sobre otro en todos los aspectos de la vida.


Lo más bochornoso del oportunismo
Lo importante de esta convocatoria no está en el Estado. Tampoco en las siglas manchadas de complicidad con el patriarcado, ni en el oportunismo de candidatxs que coparon las noticias y las fotografías de los medios y que, como no ignoramos, se suman a cualquier iniciativa de la que puedan obtener algún rédito político. Y no, lo más importante, por mucho que les extrañe, no eran esos hombres que haciendo gala de su masculinidad quisieron (o no pudieron evitar por la fuerza de la costumbre) copar una manifestación en la que, como gritamos hasta la saciedad, el protagonista debería haber sido el movimiento feminista.

Lo importante de esta convocatoria es que cada vez más personas somos conscientes de que el patriarcado es un sistema opresor y asesino; que el compañerismo y la sororidad nos hacen fuertes; que el feminismo llegó para quedarse y sacudir el patriarcado; que las mujeres no están solas, ni quietas, ni sumisas.

Y con este convencimiento nos reunimos cerca de 90 personas en Guadalajara el miércoles, tras un fin de semana en el que los terroristas machistas habían vuelto a actuar. Entendemos que no es producto de la casualidad que tras la mayor demostración de repulsa a la violencia de género se sucedieran en pocas horas siete asesinatos. Es la reacción brutal de quien se sabe amenazado, de quien sabe que su poder se tambalea. Por eso gritamos que la lucha sigue, cada vez con más compañerxs implicadxs en ella y sobre todo que
 

SI TOCAN A UNA, RESPONDEMOS TODAS

lunes, 2 de noviembre de 2015

DESMONTANDO EL PATRIARCADO. SI QUEREMOS IGUALDAD, ¿POR QUÉ NOS JUNTAMOS EN ESPACIOS NO MIXTOS?


¿POR QUÉ TENEMOS QUE JUNTARNOS EN ESPACIOS NO MIXTOS SI NUESTRO OBJETIVO ES LA IGUALDAD?
 

Cuentan que una vez un hombre pidió asistir a una asamblea de mujeres, preocupado por la opresión que estas sufrían por parte del patriarcado, y cuentan incluso, que asistió y su voz no fue la más escuchada en la misma, por último cuentan que ¡se cuestionaba sus privilegios como hombre! y es más ¡¡¡trabajaba y se esforzaba para perderlos!!! Suena a cuento realmente ¿verdad?

Dado que lo anteriormente contado, efectivamente es algo irreal, que pasa en ocasiones muy puntuales, porque excepciones siempre las hay, no decimos lo contrario. Creemos que no es necesario justificar la existencia de los espacios no mixtos, debería de bastar con decir que nos gusta, lo vemos una herramienta útil para nosotras, y estamos muy a gusto en él.

Después de pasar toda la vida acudiendo a asambleas, reuniones o demás espacios públicos a escuchar los gritos de hombres enfurecidos (porque siempre parecen enfurecidos, no entiendo por qué), de ver como se interrumpen constantemente unos a otros (increíble cómo pueden aclarase a discutir así), de ver como se levantan de la silla y gesticulan exageradamente (con lo cansado que debe ser esto), después de mucho tiempo en esos espacios, por fin uno donde no  suceden esas cosas, donde no hay que mostrar una actitud agresiva, ni gritar, ni gesticular fervientemente al hablar. Un espacio compuesto solo de mujeres muestra otro tipo de dinámicas, se convierte en un espacio mucho más cómodo para nosotras, un lugar desde el cual tomar conciencia de la masculinización de otros espacios, de la necesidad de cambiar esto (y otras cientos de cosas, la lista es infinita vaya) y un lugar donde coger fuerzas para enfrentarnos a un mundo construido para ponérnoslo difícil.

Siempre han existido señores y esclavos, obreros y burgueses, oprimidos y opresores (o como sea la frase), y siempre los esclavos, campesinos, obreros, oprimidos varios, se han organizado en grupos sin contar con sus oponentes (y sin contar mucho con nosotras dicho sea de paso), y siempre lo hemos visto natural. Somos conscientes de la necesidad de que los grupos oprimidos hagan piña para analizar su opresión y proponer estrategias de lucha para superar esta. Pero cuando las mujeres nos juntamos para hacer piña, grupo, analizar nuestra opresión y elaborar estrategias para superarla ya no nos parece tan natural, nos parece hasta mal, y se nos dice que esta feo eso de juntarse sin contar con los compañeros. Ya nos vale a las mujeres organizarnos sin contar con los hombres, ya les vale a los obreros no llamar a sus jefes a sus asambleas para juntos proponer una solución, que diferente suena ¿no?

Y es que ya nos vale a las mujeres, ni que la historia no nos hubiese enseñado nada, mujeres cabezotas que nos empeñamos en luchar por nosotras mismas sin contar con los hombres, con lo que nos han ayudado anteriormente. Primero los abolicionistas les dijeron a las sufragistas: “mujeres que queréis el voto luchad con nosotros por la abolición de la esclavitud y por el derecho de los negros a votar, y nosotros lucharemos por conquistar vuestro voto”, y las mujeres lucharon y los negros consiguieron el voto ¿Y las mujeres?; luego los obreros les dijeron a las obreras:  “obreras del mundo luchad con nosotros para acabar con el capitalismo, y el patriarcado desaparecerá también”, y las obreras lucharon por superar el capitalismo e incluso en alguna parte se dieron pasos importantes en su superación ¿Y las mujeres?. Dos veces vale, podemos caer, pero ya una va adquiriendo algo de experiencia en estas cosas y se va fiando menos.

Hombres que estéis ahí si de verdad tenéis tanto interés en nuestra lucha pensároslo dos veces antes de gritar en una reunión, pensároslo dos veces antes de estigmatizar a una mujer porque haga un libre uso de su cuerpo y su sexualidad, pensároslo dos veces antes de intentar invisibilizarnos…

No queremos excluiros de nuestra lucha, simplemente queremos liderarla nosotras.